En torno a los salarios casi hay unanimidad: caen. Hasta aquí las
certezas. ¿Cuánto? Depende de la fuente y la estadística a la que se
recurra. Y ahora ha venido el Banco de España en su Boletín de febrero
a decir que los datos conocidos hasta el momento se quedan cortos y que
la devaluación salarial es mayor de lo observado hasta ahora en las
estadísticas. Tomando los datos de las cotizaciones a la Seguridad
Social, cree que la duplica. “El proceso de moderación salarial que
arrancó en 2010 podría ser más intenso de lo que indican las
estadísticas agregadas sobre costes laborales”, concluye el regulador.
La crisis, desde el comienzo, se ha cebado con los trabajadores que
tenían empleos menos pagados: jóvenes, empleados sin formación,
inmigrantes, temporales. Son los que más han sufrido la destrucción de empleo.
Por tanto, su peso en la estadística ha caído. En cambio, ha subido el
de “los trabajadores con mayor formación y más experiencia, que, en
promedio, perciben salarios más elevados” y más resistentes. La
consecuencia de este doble movimiento es que las caídas de sueldo quedan
amortiguadas en la estadística agregada. Para los investigadores del
Banco de España, que toman como fuente las bases de cotización de la
Seguridad Social, este fenómeno habría supuesto en 2012 que la caída de
sueldo real sería ligeramente superior al 2% y no un poco más del 1%
como reflejan las cifras agregadas (en la encuesta anual de coste
laboral realizada por el INE, la reducción en ese ejercicio fue del
0,69%).
Los cálculos de regulador serían superiores si pudiera introducir en sus cálculos otras vías de devaluación salarial, como las horas extra no pagadas, que en 2012 y 2013, aumentaron un 4,3% y un 28%, respectivamente.
Aclara el Banco de España que lo hecho por sus investigadores es un
“ejercicio teórico para ver cuál es el impacto del efecto composición”,
como se llama técnicamente a este fenómeno, y que “no cuestiona ningún
dato oficial”.
No obstante, también es cierto que el dato último limpio de ese
efecto composición se acerca más, en promedio, a lo que reflejan las
nominas de quienes conservan su empleo, que los datos agregados
conocidos hasta ahora. De ahí que los autores del artículo afirmen en su
texto: “Cambios tan pronunciados en la composición del empleo pueden
generar efectos estadísticos relativamente significativos que es preciso
tener en cuenta a la hora de hacer un diagnóstico preciso sobre la
evolución de los costes laborales”.
Durante los primeros años de la crisis (2008 y 2009), los salarios
crecieron con fuerza. Según el Banco de España, buena parte de este
vigor también está en relación con ese efecto composición, conclusión en
la que coincide con un informe publicado a comienzos de semana por UGT.
En 2010 comenzó un proceso de moderación.
Ya en los últimos años se observan bajadas, que se acentuaron en 2012
al hilo del pacto salarial al que llegaron los sindicatos y la
patronal, a la reforma laboral y la supresión de la paga extraordinaria
de Navidad de los empleados públicos. El año pasado el retroceso se
frenó, en buena medida porque los funcionarios cobraron otra vez 14
nóminas y no 13.
La devaluación salarial es una de las apuestas del Ejecutivo
en política económica para recuperar la competitividad perdida por la
economía española en los años de la burbuja. La demandan organismos
internacionales (FMI, OCDE, Comisión Europea), la patronal CEOE y
servicios de estudios privados. Entre estos últimos está el del BBVA,
que en noviembre calculaba una rebaja adicional del 7% en los sueldos
metería a la economía española en un círculo virtuoso que le llevaría a
crecer un 8,3% y crear un 10,4% de empleo.
Frente a esta posición se encuentran los sindicatos, que defienden
que España ya ha ido más allá de lo aconsejable en la devaluación
salarial. Argumentan que de seguir en esta línea España, el poder de
compra de los asalariados caerá más y con él, el consumo y, por tanto,
la economía tardará mucho más en recuperarse. Explicaba esta misma
semana UGT en su informe sobre salarios su opción pasa por el camino
inverso.
Algo similar viene diciendo desde hace meses CC OO, lo que en un año
como 2014 adquiere especial significado. Este año finaliza el pacto
trienal sobre sueldos que firmaron los sindicatos mayoritarios y la
patronal en el que, en la práctica, se acordó una congelación salarial.
Ahora toca renovarlo y viendo la distancia entre las posturas de ambas
partes, la tarea no será sencilla. El presidente de CEOE, Juan Rosell,
ya reclamó el lunes la prórroga hasta 2016. Su propuesta recibió una
pronta respuesta del secretario de Acción Sindical de CC OO, Ramón
Górriz: “Si se empeña en mantener el crecimiento casi nulo de los
salarios, el Acuerdo de Negociación Colectiva, cuya renovación empieza a
abordarse hoy [por el martes], no será posible”.
FUENTE: El País.
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