Según Cáritas. 27 de marzo de 2014.- La
calidad y fortaleza de las relaciones sociales en España son un recurso
de vital importancia para evitar el riesgo de fractura social generado
por los efectos de la crisis en los niveles de renta y de desigualdad.
Esta es una de las constataciones más llamativas contenidas en el
documento “Análisis y Perspectivas 2014” que la Fundación FOESSA y Cáritas han presentado esta mañana en Madrid. [DESCARGAR DOCUMENTO]
Fortaleza del capital social y relacional
El
análisis llevado a cabo por el Comité Técnico de FOESSA y que ve la luz
bajo el título “Pobreza y Cohesión Social”, confirma que el capital
social y relacional de la sociedad española no presenta indicios que
indiquen que se esté viendo afectado por el deterioro significativo que
sí se registra en ámbitos como el económico, la salud o la vivienda.
Para
los expertos de FOESSA, esto supone una oportunidad a la hora de
construir una respuesta más solidaria y participativa a los efectos de
una crisis que siguen siendo visibles, si se tiene en cuenta que durante
2013 se ha consolidado la tendencia de pérdida de disminución del nivel
medio de renta en España –un retroceso de dos puntos y medio desde
2010— y se han agudizado las diferencias de renta entre los hogares.
Según
los datos analizados en el documento, la renta media de la población
española es, en términos reales, inferior a la que había en el año 2000,
hasta el punto de que el nuestro se ha convertido en uno de los países
de la Unión Europea donde la renta se reparte de manera más
inequitativa. Además, las formas más severas de pobreza son las que más
han aumentado con la crisis, llevando a nuestro país a los primeros
puestos del ranking europeo en cualquier clasificación que se haga de indicadores de pobreza.
Caída de las rentas y aumento de la desigualdad
Al
mismo tiempo, se da un doble proceso de empobrecimiento de la sociedad
española, caracterizado por una caída de las rentas y el aumento de la
desigualdad en su reparto, con un hundimiento de las rentas más bajas.
Esto ha supuesto que el porcentaje de hogares sin ingresos haya crecido
del 2% al 4% en el último trimestre de 2013 y que el número de hogares
en esta situación haya pasado desde unos 300.000 a mediados de 2007 a
casi 700.000 a finales de 2013.
Si
más allá de pobreza económica hablamos de exclusión social, FOESSA
comprueba cómo el empeoramiento de la situación social en España se
extiende a amplios sectores de la población. Actualmente, solo 1 de cada
3 personas en nuestro país se encuentra libre de los 35 problemas que
se han identificado en el primer avance de resultados la Encuesta
FOESSA, lo que suponen 16,5 puntos menos que en 2007. Ese núcleo central
de la sociedad española que llamamos integración plena es ya una
estricta minoría, mientras que el espacio social de la exclusión social
--que era en torno a un 16,3% de la población en 2007--, se ha
intensificado notablemente hasta alcanzar al 25,1% de los hogares en
2013
Un
total de 11,7 millones de personas (3,8 millones de hogares) están
afectadas en España por distintos procesos de exclusión social, lo que
supone 4,4 millones de personas más que en 2007 (un incremento del
60,6%).
Asimismo, 5 millones de personas se encuentran ya afectadas por situaciones de exclusión severa, un 82,6% más que en 2007.
Retroceso en empleo, vivienda y salud
No
cabe duda de que son los ámbitos del empleo, de la vivienda y de la
salud los que más han aportado al aumento de la fractura social:
-
La incidencia de los problemas de exclusión del empleo se multiplican
por 2,5 y los de salud se duplican. Nada parece indicar que la
implementación de la reforma laboral haya contribuido a la creación de
empleo --que ha seguido destruyéndose después de su puesta en marcha--
ni a la reducción de la temporalidad de las nuevas contrataciones.
- Los problemas de vivienda, que partían de un nivel relativamente elevado, se incrementan un 36%.
-
Es significativo el incremento de los hogares que para mantener su
vivienda deben hacer un esfuerzo económico tan importante que los coloca
en situaciones de pobreza severa una vez descontados los gastos de
vivienda.
- Y es también importante el aumento de hogares que presentan dificultades para comprar medicamentos.
El papel nuclear de la familia
En
este contexto, sin embargo, existen indicadores que apuntan al
mantenimiento de un gran recurso de capital social en la sociedad
española, que es de vital importancia preservar: el papel desempeñado
por la familia ha sido una muestra evidente de un poderosísimo elemento
nuclear con el que cuenta nuestra sociedad para enfrentar las
situaciones más complicadas.
Aún
con políticas sociales insuficiente y con escasa protección, la familia
–y, en general, las redes sociales primarias y las relaciones entre la
ciudadanía-- siguen resistiendo. Sufriendo el desgaste que implica la
crisis, pero demostrando ser uno de los cimientos sobre los que
construir.
¿Qué está en juego?
En
“Pobreza y Cohesión Social” se pone de manifiesto que ni la pobreza ni
la exclusión social son exclusivas de esta época. Lo que la crisis ha
evidenciado es el carácter contracíclico de nuestra economía, es decir,
crece la pobreza en época de recesión, pero no se recupera en la misma
medida en épocas expansivas.
Sin
duda alguna, es el modelo –como Cáritas y FOESSA vienen insistiendo
desde hace tiempo– lo que corresponde revisar y, en concreto, si nuestro
país apuesta firmemente por un modelo en el que la persona y su
dignidad ocupen el lugar central de todas las prioridades, y donde el
bien común marque la hoja de ruta.
Como han señalado en la presentación del documento Francisco Lorenzo y Guillermo Fernández,
coordinador y técnico, respectivamente, del Equipo de Estudios de
Cáritas Española y de FOESSA, algunas de esas apuestas parecen haber
quedado en el olvido.
Así
lo demuestra que durante 2013 no solo no se invirtieron los procesos
que desde 2010 vienen restringiendo el acceso a los derechos sociales,
sino que se ha seguido avanzando por la senda de recortes en algunos
bienes básicos, la pérdida de intensidad protectora de prestaciones
sociales y la creciente exclusión de grupos de población de algunos
servicios básicos de bienestar.
En
ese sentido, los expertos de FOESSA alertan de que la progresiva
diferenciación ciudadana en el acceso a derechos básicos marcará nuestra
estructura social en los próximos años que, en una visión muy
sintética, muestra una tendencia que podría resumirse como de pobreza
creciente y derechos menguantes.
Otro camino es posible
Se observa, asimismo, que la ciudadanía no acepta que ese deba ser el único camino posible, como demuestran algunos hechos:
-
Entidades como Cáritas ven incrementarse el número de personas que se
acercan a sus puertas para implicarse como voluntarias y como
colaboradores.
-
Son muchas las organizaciones ciudadanas que han expresado en
diferentes ocasiones que el gasto público en determinados ámbitos, debe
ser considerado como una inversión social y no como un gasto a reducir.
- Se consolidan determinadas iniciativas sociales o de economía solidaria, que dejan de ser prácticas marginales.
Lo
que está en juego no es el porqué de esta crisis, sino cómo queremos
salir de la misma. En este sentido, la propuesta de Cáritas es la de
salir todos y cada uno, juntos y sin que nadie quede abandonado a su
suerte y a las injusticias de un modelo que claramente ha mostrado sus
debilidades.
Como
los autores de “Pobreza y Cohesión social” insisten en recordar, no es
posible esperar más para llevar a cabo medidas redistributivas que
impulsen procesos de cohesión social.
“Caminar
hacia un modelo dualizado –asegura Francisco Lorenzo-- es aventurarnos a
la falta de entendimiento y de convivencia. Es renunciar a la
construcción de un proyecto común. Por el contrario, un compromiso firme
por la cohesión social, por el ´rescate a las personas´, supondrá
sentar las bases de una recuperación real que vaya más allá de algunos
indicadores macroeconómicos”. “La sociedad recuperará la credibilidad en
aquellos proyectos e instituciones que apuesten firmemente por ello”,
añade."
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